Tensión muscular y flotación

¿Cuántas veces habéis intentado hacer “el muerto” en el agua? Y de esas, ¿cuántas habéis conseguido mantener la posición más de diez segundos?

Es muy común, incluso en los cursillos de natación, no dedicar unas sesiones a algo tan básico como la flotación.

El instinto de supervivencia hace que, al entrar en el agua, nos movamos de cualquier manera para no hundirnos y sobrevivir. Tambien es un error pensar que, al no movernos, no estamos aprendiendo nada.

La flotación de un individuo no será igual que la de otro. Ni siquiera, será igual un día que otro. Esta capacidad depende de muchos factores corporales como son la edad, raza, sexo, complexión física o capacidad pulmonar entre otras.

Sin entrar en profundidad en las fuerzas que actúan en nuestro cuerpo cuando estamos en un fluido, mencionar al menos, que nos encontramos “empujados” por la fuerza de la gravedad he “impulsados” por la flotación. Esto es más complejo, pero será suficiente para entender la importancia que tiene la relajación.

Una de las premisas en natación, es desplazarse por el medio lo más rápido y eficiente posible. Sí nos encontramos tensos y con un posicionamiento que aumente la resistencia, el gasto energético aumentará, y por tanto, nos fatigaremos antes.

Es por esto, que no es perder el tiempo dedicar unos minutos de nuestra sesión en el agua a encontrar nuestra posición de flotación. Seguramente, al principio tengas que utilizar material auxiliar como churros o tabla para flotar, pero con el tiempo, conseguirás colocar tu cuerpo en una posición en la que se alineen los puntos de flotación y gravedad.

Además, practicar esto con la temperatura que tienen nuestros vasos de piscina es un placer.